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Un crack personal, profesional, deportiva y familiarmente, y nuestro tesorero. Su alias se lo ha ganado a pulso dentro y fuera de la pista. A pesar de llevar más años en España que el Tío Pepe, no se quita el acento ni con agua caliente, aunque en el Guasap hace gala de su correcto castellano. Es el peligro silencioso en la pista y en el cuarto tiempo. Oírle dar instrucciones en el partido escupiendo "des" y "ges" no tiene precio. Un fenómeno...